Siempre que se quiera vender o alquilar una vivienda se necesita un Certificado de Eficiencia Energética, es un trámite obligatorio des de junio de 2013.
Para poder emitir dicho certificado, el profesional ya sea un arquitecto, un arquitecto técnico o un aparejador, deberá recopilar la información necesaria, realizando una visita para poder acreditar en qué situación se encuentra la vivienda. Para realizar el informe, no solo son importantes las calidades de los materiales sino también el estado de los mismos.
Seguidamente, esta información, se introduce en el programa informático del ministerio y se obtiene una calificación energética, y es la comunidad autónoma quien emite la etiqueta correspondiente.
Mediante la etiqueta energética se obtiene la calificación energética de la vivienda, la calificación es doble, es decir, por una parte, se califican las emisiones de CO2 y por otro el consumo de energía anual. Dichas calificaciones se identifican con un indicador numérico y su letra correspondiente, en una escala que va des de la letra A, de color verde y más eficiente, y la letra G, el menos eficiente y de color rojo, indicando también el consumo de energía anual y las emisiones de CO2 de la vivienda.
Aunque sea un certificado obligatorio existen excepciones, así como, edificios industriales, edificios protegidos arquitectónicamente o edificios aislados de menos de 50 m2 útiles, debido a que la posibilidad de mejorar la eficiencia energética es muy limitada.
El informe final que se genera para adquirir el certificado energético incluye recomendaciones para la mejora de la eficiencia energética, dichas sugerencias permiten al propietario mejorar aspectos que suponen un gran ahorro de energía. Un ejemplo de estas recomendaciones sería la sustitución de cristales simples por cristales dobles con cámara de aire.
Sigue nuestra página en Facebook y nuestro canal en YouTube para estar al día de las novedades de Brisasol.